Como para escribir crónicas sesudas, pensadas y contrastadas con espeluznantes datos históricos, biográficos y de toda clase de índole ya están las páginas serias como Jenesaispop o MondoSonoro o El Quinto Beatle o alguna de esas undergrouneces más mainstream que hasta nuestra reina Letizia lee cuando se trata de Los Planetas; yo, desde mi humilde y pequeñita perspectiva de blog underground super-hiper-underground, voy a dedicar estas líneas a retratar lo que fue el Santander Music Fest… pero de verdad. Desde dentro. A lo Michael Moore pegando tiros en Ohio. Bueno, quizá no tan a lo bestia.
Vamos, que lo que os quiero decir, queridos followers, lectores ocasionales y/o despistados, es que si os esperáis encontrar aquí una crónica sesuda que analice las influencias y repercusiones del indi actual a través de la música en directo que el pasado fin de semana pudimos escuchar en la suntuosa ciudad de Santander… lo lleváis claro. Porque hoy, porque me da la gana, por primera vez en este blog… voy a estrenarme con una crónica biográfica. Es decir, que os voy a contar mi puta vida en verso. Y también hablaré de los conciertos, claro.
Y empezamos. Si te gusta el cotilleo, el sexo en la playa, los tíos hijos de puta y aprender trucos para meterte en las zonas vips de los festivales… no dejes de leer!
Día 1. León Benavente, Iván Ferreiro, The Asteroids Galaxy Tour, Izal y Standstill. (Los tíos son unos hijos de puta y tú y yo lo sabíamos).
*Todo lo aquí descrito está tan solo basado en hechos reales y no debe tomarse al pie de la letra en cuanto a las anécdotas personales se refiere*
Día 1. León Benavente, Iván Ferreiro, The Asteroids Galaxy Tour, Izal y Standstill. (Los tíos son unos hijos de puta y tú y yo lo sabíamos).
“Los tíos son unos hijos de puta y tú y yo lo sabíamos” eso fue lo que me dije a mi misma la primera noche que pasé por el Santander Music Fest. Lo pensaba mientras Pablo se liaba con una veinteañera a la que sacaba 13 años de edad en el césped del festival mientras Alfonso quemaba el casino de manera muy elegante con otra niñata medio pedo, amiga de la susodicha. Yo, mientras tanto, sostenía mi mini de cerveza tratando de mantener un aire de mujer-liberar-moderna-tirando-a-hipster a la que no le importa que sus compañeros de viaje se despendolen ni tener que asistir sola a los conciertos. Ese aire, no sé si sabéis cuál digo.
Pero retrocedamos unas 8 horas en el tiempo. Alfonso conducía alegremente por la A6 tras habernos recogido a Pablo (o Kerouac, como suelo llamarle, o Pablo-eres-un-capuyo, como le renombré durante este viaje) y a mí en nuestros respectivos hogares. Poco hay que decir del trayecto. Un par de instantáneas a lo indi de un cartel “Benavente-León” con la consiguiente subida a Twitter con mention incluida; listas de reproducción en Spotify con la música del Santander Music Fest y cero paradas para llegar en tiempo record (4 horicas de ná) a la “playa de Castilla” con el objetivo de no perdernos a León Benavente.
Pues el caso es que nos lo perdimos. ¿La razón? Aparte de mil y una coincidencias distintas, el punto culminante fue… que Pablo no sabe montar tiendas de campaña, así que decidió invadir la habitación del hostal en el que Alfonso y yo nos hospedábamos (no, no somos novios; no, ni con un palo), con consiguiente bronca del dueño, esperas en recepción y declaraciones como “os pagaré la parte proporcional a lo que os costó” o “dormiré en el suelo”. JAAAA. Así que llegamos tarde, y no pude verlos. A León Benavente. A los de “ánimo, valiente”. Rey Ricardo. No, no estoy enfadada. Para nada.
Eso sí, gracias a los blogs importantes podemos decir que fue un concierto acojonante; que los antiguos colegas de Nacho Vegas se portaron y abrieron la noche en el campo de la Magdalena por todo lo alto. El primero de todos los grupos indis nacionales que marcaron la diferencia del Santander Music 2014 con respecto al resto de los festivales veraniegos: su apuesta por el pop independiente español.
Lo bueno fue que, al menos, a Iván Ferreiro sí que llegamos. No lo suficientemente pronto como para cumplir mi maniática obsesión de asistir desde primera fila a todo concierto que pille; pero lo necesario para conseguir un huequín en el gallinero tras avituallarnos con copas y minis de cerveza.
Y hago aquí un inciso antes de hablaros de Iván Ferreiro para mencionar que agradezco muchísimo la moderación en cuanto a los precios que se dieron dentro del festival. Los minis de cerveza a 2 euros; las copas, a 5 euros; los combinados en vaso de mini, a 12 euros. Y los camareros, generosos con las raciones alcohólicas. Oye, pues mejor de lo que una noche en Malasaña te sale de precio.
Iván Ferreiro tardó lo suyo en aparecer por el escenario. Una media hora más de lo que se tenía previsto, más o menos, debido a problemas técnicos que se fueron repitiendo a lo largo de los tres días que duraron los conciertos. Lo hizo, eso sí, vestido con traje y chaleco (que es el nuevo “traje y corbata”, que también llevaba) y con más energía de la habitual en sus directos; además de, por supuesto, una copa en la mano. Tras unos cuantos bailoteos (¿¿Iván Ferreiro bailando?? Pues sí), de alguna que otra canción en solitario que solo se sabían los de primera fila y de otros himnos generacionales como Años 80 que, esta vez sí, coreó enfebrecido todo el público del Santander Music 2014; Ferreiro fue rescatando otros temas de su etapa con Los Piratas y dejando claro que, siendo un tío sin un físico especialmente destacable, y con una voz bastante peculiar, lo que sí le sobra es carisma y poesía moderna, además de una capacidad incisiva y concisa para recuperar el alma de otros productos culturales, como El viaje de Chihiro o el Dormilón de Woody Allen, dándoles su peculiar impronta.
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Tras terminar el concierto de Iván Ferreiro no tardaron en escucharse los primeros compases de los EME DJs. Dedicados a darles un toque alternativo e indi a temillas populares, haciendo que todos los hipsters modernos reunidos en el campo de la Magdalena se permitiesen el lujo de bailar incluso al ritmo del flamenqueo. Eso sí, remezclado. Y a mí no me toques las palmas, que me conozco. Vamos, que quizá se me fueran subiendo un poco a la cabeza los estupendos minis de Ballantine’s con coca cola que nos sirvió un camarero con rastas muy majete.
Conclusión: que a The Asteroids Galaxy Tour, que ya pasaron por el lejano Madrid durante el festival Cultura Inquieta de Getafe, junto a Caléxico y DePedro… los vimos desde el césped del campo de la Magdalena. Y parece ser que tampoco nos perdimos nada, a juzgar por lo que se dejó ver desde las pantallas del Santander Music 2014, y por el resto de crónicas que se han dejado caer por las redes desde entonces. Con un sonido un tanto descafeinado, a pesar de los esfuerzos de su medio desnudo batería por darlo todo, hizo que The Asteroids Galaxy Tour no fuera lo que prometía, pero sí un gran intermedio para ver, tras unas hamburguesas a 5 euros del puesto de Telepizza y otras cañejas de cerveza, a los que ya algunas páginas han denominado como “el Justin Bieber de las modernas”: Izal.
Fue en este punto de la primera noche en el Santander Music 2014 que me empecé a sentir mayor. No solo porque, de repente, las adolescentes, post-adolescentes, o como se llame ahora de manera cordial a las jovenzuelas-grupis-enloquecidas-llenas-de-hormonas; se reprodujeran como setas en la pista, sino por los comentarios que se escuchaban a mi alrededor y que me ponían los pelos de punta.
“Izal es el mejor grupo del Santander Music”, decía una muchacha. “Es taaan nuevo, taaan diferente”, suspiraba otra moza. “El resto de los grupos no tienen nada que hacer”, remataba una tercera. Y yo mientras pensando para mí misma que qué sería de Izal si no hubiera existido antes Supersubmarina, y antes Sidonie, y antes Los Planetas, y antes… bah, qué más da. ¿No se definía a la posmodernidad como la pérdida de referentes culturales? Pues eso.
Lo malo de la anécdota fue que aquellas tres jovenzuelas entraron a saco, a acoso y derribo, a aquí te pillo aquí te mato (vale, exagero) a mis dos atolondrados e influenciables amigüelos. Y cómo iba a negarse Pablo, mi querido Kerouac, a los influjos de una nínfula veinteañera rubia de ojos verdes a la que poder impresionar con su locuacidad musical. Y cómo iba negarse Alfonso a levantar en volandas a su amiga, otra Lolita escapada de su primer año de carrera para ver a los indis. La tercera buscó compañía en otra parte. Total, que me tocó tragarme a Izal rodeada del aroma del ligoteo. Un coñazo. (Qué mayor me siento).
Anécdotas personales aparte; resultó que Izal supo sacar partido de sus referencias Supersubmarinas, y convertirse en el grupo con mejor acogida (aparte de los sempiternos Vetusta Morla) en los tres días del festival. Recurriendo a sus temas más conocidos y terminando con su himno personal, La mujer de verde; los chicos de Izal demostraron que no eran unos simples Justin Bieber, sino también la voz de las nuevas generaciones indis.
Terminado el concierto, con un par más de moretones en mi avejentado cuerpo, llegó el momento de colarse en el baño para no tragarse la kilométrica cola de espera a los excusados de las señoras. Los hombres, como siempre en estos casos, se bastaban con un rinconcito contra la valla. Qué injusticia. Lo bueno fue que, a la salida, una mujerzuela me entregaba su impoluto mini de cerveza con la excusa de “yo me voy y no me lo voy a tomar, así que bébetelo tú que me gustan tus gafas y me has caído bien”. Cómo negarme a tales elogios.
Al llegar de nuevo con mis amigos, el panorama no presagiaba grandes festejos grupales. Pablo le metía la lengua hasta la gargantilla a su veinteañera, y Alfonso le describía las bondades de un grupo muuuuy, muuuy viejo, Los Planetas, a otra muchachuela. La tercera miró mi mini y dijo “¿De dónde lo has sacado?”. “Me lo han regalado”, dije. “Ah, pues entonces…” y dirigió su manita a mi alcohol. De eso nada, monada. “Oye niña, un momento… hola, ¿qué tal? Yo me llamo Elena, ¿y tú? Ya sabes… protocolos” alegué, deshaciéndome de su intento por robar MI cerveza. “Ay qué ver qué asperucos sois en Madrid… menuda borde”. Y siguió “tranquila, que ni loca aceptaría nada de ti, estúpida”. Y siguió, y siguió… en fin. Lo que provoca un mini.
Total, que llegó el momento por dar una vueltecilla por los alrededores del campo de la Magdalena. Primero unos bailoteos en solitario con mini de cerveza en mano en la zona de DJs. Luego una super-amistad pasajera con un grupo de fans de Love of Lesbian. Después se me fue acabando la energía. Entonces me fijé en un jovenzuelo sentado en solitario en el césped del campo de la Magdalena. Y guapo, encima. Me senté a su lado. Tres minutos de espera y ya hablábamos sobre Templeton y Torrelavega. Ah, la amistad festivalera veraniega.
Y así, entre unas cosas y otras, le llegó el turno a los chicos de Standstill. Muchos han dicho que Standstill fueron la gran sorpresa del Santander Music Fest; que cerraron la noche con las expectativas muy altas y una puesta en escena entre barroca y electrónica, menos convencional que el resto de los grupos del primer día. Desde el césped lo que sí pudimos comprobar fue que, a pesar de cambiar al español sus letras y dejar de lado el idioma de Shakespeare, Standstill fue uno de los grupos con menor pero más apasionada audiencia del festival. Adelante, Bonaparte, fue su particular himno.
A Standstill lo degustamos todos juntos en el césped del campo de la Magdalena. Yo con un desconocido de Torrelavega amante de Johnny Cash. Pablo con la lengua de una jovenzuela en la boca. Alfonso, con su camiseta de Los Planetas y dos adolescentes para él solo. Eso sí, lo que pasara después de escucharse los compases del remix Un verano en Santander, aviso musical para todos aquellos que aún quedábamos en el campo de la Magdalena nos fuésemos marchando; eso… sí que es privado.
Eso sí, para la crónica del Día 2 prometo sexo en la playa… y a Love of Lesbian, La Habitación Roja, El Columpio Asesino, 2 Many DJs… y más!
Más del Santander Music Fest 2014:
Día 2: La Habitación Roja, Love of Lesbian, Archie Bronson Outfit, El Columpio Asesino y 2 Many DJs. (Si tú me dices Ben, yo digo ni con un palo, Affleck).
Día 3: Templeton, Sidonie, Glass Animals, Vetusta Morla y Sexy Sadie. (Un verano en Santander nunca se puede olvidar).
3 respuestas a “[Crónica] Santander Music Festival 2014: (Día 1) León Benavente, Iván Ferreiro, The Asteroids Galaxy Tour, Izal y Standstill”