[Crónica] Santander Music Festival 2014: (Día 3) Templeton, Sidonie, Glass Animals, Vetusta Morla y Sexy Sadie

Que la resaca es una pesada compañera de viaje fue un hecho que pudimos comprobar empíricamente los tres días que duró el Santander Music Festival 2014. Aunque por suerte, con Pablo bien fol… descansado; Alfonso sin insomnio y yo con la mala leche decreciendo a base de cafés ininterrumpidos, la amistad volvió a instalarse entre nosotros justo el día final de nuestra estancia en tierras cántabras.

Hasta que Pablo dijo que se iría a beber antes de los conciertos con las amigas de su rubita y le comentó a Alfonso que “la del otro día” echaba de menos su camiseta del grupo ese tan raro, Los Planetas. Fue entonces cuando saqué el móvil a toda prisa y le mandé mil whatsaps seguidos al chico de Torrelavega (¿Cómo se llamaba?) pidiéndole auxilio y residencia diplomática y hasta mi perdida virginidad con tal de que me acogiera en su tienda de campaña durante aquel día. Y cuando digo mil, digo mil, que cuando quiero puedo ser MUY pesada. Lo malo es que todos los mensajitos que mandé al hipotético móvil del chaval solo llegaron con un miserable “tic”. (Porque los hombres son todos unos hijos de puta y tú y yo lo sabíamos). Tocaba buscarse las castañas.

Día 3: Templeton, Sidonie, Glass Animals, Vetusta Morla y Sexy Sadie. (Un verano en Santander nunca se puede olvidar).

Día 3: Templeton, Sidonie, Glass Animals, Vetusta Morla y Sexy Sadie. (Un verano en Santander nunca se puede olvidar).

Afortunadamente, no fui la única que recibió solitarios tics en su whatsap y, al caer la tarde, los tres bebíamos como buenos hermanos a la orilla del mar lo poco que quedaba de la botella de bourbon de Pablo. Por suerte para nosotros, también, los tardo-adolescentes indis son bastante desprendidos en cuanto a lo que se refiere a dejar sus bebidas alcohólicas en la calle, por lo que, a base de mendigar hielos por los grupitos aledaños y vencer ese miedo que nos meten las madres de pequeños, de que si bebes de la botella de otro acabarás con una enfermedad terminal, pudimos paladear un estupendo Arehucas abandonado a su suerte en el suelo con otro abandonado Spryte (cosas más raras se han visto) antes de ver a unos convincentes Templeton.

Y es que los chicos de Torrelavega (ah, los chicos de Torrelavega…) jugaban en casa aquella tarde del 2 de agosto, y bien que se lo hicieron saber al público, entre los que se encontraban en primera fila los que parecían ser varios paisanos torrelaveguienses (o como se diga). El sexteto cántabro apareció luciendo una cuidada estética muy sesentera, con jeans altos, blusas oversize y las sempiternas gafas de pasta que distinguen a todo buen hipster; así como a una violinista esmerada y a un bajista que parecía que se le iba a salir el corazón del pecho en cualquier momento. A pesar de no ser demasiado conocidos, se comieron al público (escaso, la mayoría esperando tan solo al concierto de Sidonie y Vetusta Morla) con temas como La gran ciudad, de Rosi, su último álbum.

Nosotros, mientras, acosamos a Edu, el teclista de Sidonie, presente entre el público de Templeton, para que le firmara el CD de Sierra y Canadá a Pablo. Y es que cuando queremos, podemos llegar a ser MUY plastas.

Miki Puig DJ se encargó de amenizar el espacio entre Templeton y Sidonie con remezclas divertidas y happies, que ya abrían boca para ver el concierto del grupo favorito de Kerouac y, sin duda, el más happy del Santander Music Festival 2014: Sidonie.

Los catalanes aparecieron auspiciados bajo el himno canadiense, al igual que llevan haciendo desde el comienzo de su gira de presentación del disco Sierra y Canadá; aunque, durante aquel concierto, tirasen al monte y apenas interpretasen cuatro de los temas del álbum, centrándose en sus canciones más conocidas y bailables: empezando con La sombra, haciendo ya corear al público desde el primer momento con el estribillo “yo soy tu sombra en la pared…” y, por supuesto, todas las canciones que ya forman parte de su Very Best Of: A mil años luz, Un día más en la vida, El bosque…

Tanto se debió de notarme que adoraba a los chicos de Sidonie, ataviados para la ocasión con camisas hawaianas, que una de las jovenzuelas de primera fila me preguntó “¿Quieres mi sitio?” y me dejó aposentarme justo enfrente de Marc Ros. Gracias, Reyes (de esta sí que me acuerdo del nombre). El caso fue que aquel cambio de posición vino de perlas al momento siguiente, en el que Marc decidió darse un baño de masas en el sentido más literal, montándose a horcajadas sobre uno de los técnicos del Santander Music Fest 2014 y recorriendo, micrófono en mano, mientras entonaba Un día de mierda, la pista entera del prado de la Magdalena.

Y es que a los catalanes (antes trío, ahora quinteto) les dio tiempo a hacer de todo durante su concierto en el Santander Music Festival 2014, incluso arrancarse con una cover de Video Kill the Radio Star que, aunque todos coreamos como becerros en celo, carecía de sentido al poseer Sidonie un repertorio lo suficientemente ingente como para llenar tres conciertos como aquel sin tener que malgastar algunos preciados minutos en una canción ajena. Y es que, si de cantar en inglés se trataba, ¿por qué no haber recurrido a su primer EP, Dragonfly (2001)?

El caso fue que, al igual que ocurrió la jornada anterior con Love of Lesbian y  Archie Bronson Outfit; Sidonie terminó su concierto por todo lo alto, dejando al grupo siguiente, Glass Animals, un tanto deslucido, por mucho que resultara una propuesta interesante al continuar el concepto de psicodelia pop de Sidonie, marcando una evolución interesante dentro de un festival definitivamente pop (independiente, pero pop). Así, con temas como Gooey, los chicos de Glass Animals defendieron su personal estilo frente a los escasos asistentes a su actuación; la mayoría de ellos, fans precavidos de Vetusta Morla guardando los puestos de las primeras filas (cuánto nos gusta a los españoles hacer cola, esto en el Galway Arts Festival no pasaba…)

Tampoco puedo hablar demasiado de Glass Animals, ya que este espacio de tiempo pre-Vetusta Morla (grupo esperadísimo, deseadísimo y clara cabeza de cartel del Santander Music Festival 2014) sirvió para desencadenar otro encontronazo (el enésimo) con mis nunca-suficientemente-denostados compañeros de viaje. Y es que a Kerouac no se le puede dejar solo, ni siquiera para ir al baño, del que volvió acompañado de unos personajes un tanto pintas y declarando que le habían “invitado a un par de rayitas”.

Como no confío demasiado en la bondad de los desconocidos, di por hecho que el pobre Pablo habría aspirado un Paracetamol machacadito; pero, para mi desgracia, su locuacidad natural fue en aumento gracias al efecto psicotrópico, y al instante ya teníamos a otro grupo de jóvenes petardas al lado (esta vez grupis de Vetusta Morla, que se supone que son más intelectuales). Viendo mi rostro iracundo, Pablo decidió deshacerse de mi presencia Pepito Grillesca regalándome un ticket por una copichuela. Y lo consiguió.

Había llegado el momento de emborracharse como si no hubiera mañana, y los tambores de Miki Puij DJ ayudaron en la tarea. Así, mientras pedía la enésima copa de la noche, un atractivo cántabro de ojos azules me espetó “apenas vas borracha”. A lo que yo respondí “borracha no, lo siguiente” iniciándose una bonita amistad que se hizo aún más profunda al adivinar en su muñeca la pulsera roja característica de la Zona VIP del Santander Music Festival 2014. Y como los cántabros son todos unos caballeros, sobre todo los de Santander, aquí esta humilde blogger tuvo el enorme privilegio y suerte de asistir al concierto de Vetusta Morla desde la zona VIP del Santander Music Festival 2014.

Y es que hay tres modos, queridos amigos, de conseguir entrar en la zona VIP de un festival: la primera, comprando la entrada VIP (¿300 pavos?, muh caroh). Segunda, que te inviten a la zona VIP (¿eres blogger? Pues no va a colar) y tercera, conociendo a un “VIP”, caerle bien, y que suplique por ti al de seguridad para que te deje pasar cinco minutitos aunque sea. Y aquí las bondades de la zona VIP: entrada a unos baños LIMPIOS sin apenas esperar, minis de cerveza a 1 euro (sí, 1 euro), copas a 3 euros (sí, 3 euros), y perritos calientes también a 1 euro. Y estaban buenos, los jodíos. Los perritos calientes, quiero decir.

Ajeno a todas estas historietas, Pucho daba cuenta de un público ansioso por corear las cuidadas y mágicas canciones que hicieron famosos a Vetusta Morla desde aquel perfecto Un día en el mundo, que continuaron su fama con Mapas y que les abrieron las puertas de la inmortalidad musical con La Deriva.

Entre tambores (que el propio Pucho se encargó de tocar en algunos temas) y la infalible y rabiosa batería de Indio, Pucho daba rienda suelta a su excepcional histrionismo en el escenario, bailando, saltando, “aleteando” y gesticulando en cada uno de los temas, haciendo más que feliz a su público. Cantando en casi su totalidad su álbum La Deriva (2014), otros himnos como Copenhague, Maldita dulzura o La cuadratura del círculo (que alargaron de manera quizás excesiva) hicieron compañía al ya tradicional discurso rimado de Pucho sobre las derivas y a un inevitable mensaje de protesta implícito, mucho más sutil que aquel de Love of Lesbian, pero igual de reconocible.

Se acababa el Santander Music Festival 2014 y, quizás por eso, el último de los grupos del cartel fue, sin duda, el grupo de la nostalgia (como lo ha definido la Rolling Stone): Sexy Sadie.

Ya de vuelta entre los “plebeyos”, esta que escribe ocupó su puesto en primera fila (injustamente vacía) para acoger a uno de los grupos padres del movimiento indi noventero en nuestro país. Y es que, como bien le espetó uno de los asistentes (creo que este era de Huesca) a Pablo ante sus quejas por incluir a los de Sexy Sadie en un cartel en el que, según mi amigo, debería haber ido Lori Meyers (y parte de razón no le faltaba), “Sexy Sadie son los padres de Lori Meyers”.

Sexy Sadie no quiso impresionar en aquel último concierto del Santander Music Festival 2014. Siendo el último grupo en actuar, y al hacerlo justo después que los enormes Vetusta Morla, el grupo de los mallorquines actuó con tranquilidad, normalidad y cierto deje de languidez ante un público que ya daba muestras de cansancio (unos) y sobre-exposición a los psicotrópicos (otros). Por supuesto, temas como Someone Like You no faltaron en una setlist que tiraba hacia lo noventero, hacia sus primeros discos, los inicios del grupo y de la música independiente tal y como la conocemos ahora.

Y, a pesar de las grupis de Izal, de las niñatas veinteañeras, de los Nolotiles y la insegura cocaína, y del sexo en la playa y de los inevitables desencuentros; fue la música de Sexy Sadie la que nos volvió a unir en inmortal y musical amistad a Alfonso, Pablo y a mí, cantando abrazados hasta sus últimos compases Stay Behind Me; canción que me recordaba a mis 14 años, cuando apareció incluida en aquel repertorio de música indi que regaló El País hace ya tantos años, y que me descubrió una música diferente, con una personalidad alejada de los estereotipos y las fórmulas. Una música a la que el Santander Music Festival 2014 hizo honor y promoción.

Y es que, amigos… un verano en Santander nunca se puede olvidar. Sobre todo las chavalas que pasean junto al mar… y un paseo por el Sardinero, no hay igual en el mundo entero.

Más del Santander Music Fest 2014:

Día 1. León Benavente, Iván Ferreiro, The Asteroids Galaxy Tour, Izal y Standstill. (Los tíos son unos hijos de puta y tú y yo lo sabíamos). 

Día 2: La Habitación Roja, Love of Lesbian, Archie Bronson Outfit, El Columpio Asesino y 2 Many DJs. (Si tú me dices Ben, yo digo ni con un palo, Affleck).