Todo aquel que se dirige al Gruta77 debe tener en cuenta un hecho matemático e inexplicable: los conciertos siempre empiezan una hora más tarde de la hora a la que se programan. Así pues, a la hora acordada como del comienzo del concierto, el espectador podrá encontrar a sus músicos favoritos no ya en el escenario, sino en la barra del Passau, el bar (único bar, de hecho) situado enfrente del Gruta77.
Allí se agolpaban, a las 11 de la noche, los durangueros, al-phonicqueros y otros invitados ilustres, como Marky (de The Limboos) o Guille (de Miel). Sinergias musicales aparte, lo cierto es que Passau tiene unos bocatas que te dan vida para aguantar hasta las mil de la mañana si hace falta.
Una vez lleno el buche, a las 12 de la noche justas, el Gruta77 ya empezaba a llenarse de público y su ropero-tienda de vinilos, de amantes de las joyas a bajo precio (coleccionaca de chapas, por cierto). Y es que aquella sesión estaba dedicada a los más melómanos de los melómanos, con un cartel en el que no faltaba el nombre de Diego RJ (El Sótano de Radio3) como DJ del post-concierto y aval de una noche que se vaticinaba cuanto menos divertida.
Los chicos de Durango14 hacían su entrada en el escenario de Gruta77 con uniforme country de camisa roja y estrecho -y negro- pantalón (parafraseando a Los Salvajes y cambiando lo mod por lo surf); ya con los acordes de Belfast entre los dedos. Se les notaban las ganas de empezar a David Pardo (saxo), Ruri Grande (guitarra), Fumanjoe (guitarra), Pablo (bajo) y Alfredo Martín (batería). Después de aquel clásico y rítmico calentamiento le tocaba a Fumanjoe soltarse la melena con los riffs de Suite Durango, que dedicaría al finalizar la canción a todos los asistentes y especialmente a su padre, presente en el concierto con sus 70 añazos y “con su polla” (felicidades).
Mezclando el Vol.1 (2012) y el Vol.2 (2014), y continuando con Blue Surf (una de los descartes del Vol.2) los Durango14 hicieron gala en el Gruta77 de su mayor virtud, valedora de admiradores y detractores a partes iguales: su personalidad, más bruta (siempre en el buen sentido de la palabra), agresiva e innovadora que el resto de los grupos surf españoles (yo que estaba intentando no mencionar a Los Coronas…).
Así, los Durango14 demostraron ser capaces de madirar el género surf con otros más alejados, e incluso opuestos, como el reggae o el ska. También, de sacar las raíces más profundas del folklore español y surfearlas (sirva Villa Paquita, favorita de esta servidora, como ejemplo). Decir surf con tinte mediterráneo o space surf sería quedarse cortos en el caso de los Durango14, que llevan el género un paso más allá, creando incluso un subgénero de noise-surf, al hacer de los punteos de guitarra y el guarreo sonoro una seña de identidad que les acerca más al rock garagero de Link Wray que al surf recatado y sesentero de The Astronauts.
Terminando con el single Salamandra, los Durango14 abandonaron el escenario sin bises, pero lleno de sudor. Recogieron el testigo Els A-Phonics, banda valenciana con unos cuantos años de tablas a sus espaldas y una personalidad mucho más clásica y ajustada al género surf que sus predecesores. No en vano, este grupo formado en 2009 por excombatientes de otras bandas de surf ya extintas, es una de las recomendadas por el propio Diego RJ en El Sótano, donde concedieron un estupendo acústico la noche anterior a su concierto en Gruta77.
Juan Diego Sanchis (guitarra) Motxo (guitarra) Nacho Arnau (bajo) Eugeni Camacho (bateria) abrieron boca con uniforme de polo rojo, negro y blanco. Astro Ruble sirvió como aperitivo de una larga setlist en la que no faltaron los imprescindibles de Mediterrani Beat Guitars (producido por Fernando Pardo en 2011) y sus single adelanto de Els A-Phonics and Friends, Bull Skull y Torcal. Álex Jiménez – fotógrafo del evento – también jura que escuchó los acordes de Qué bonita es la amapola de Manolo Escobar y Cazasuecas, de Los Guajes. Cosa que la setlist no confirma, pero que yo también creí escuchar. Personalidad limpia, clásica y correcta que remitía tanto al surf mediterráneo de Los Coronas (prometo no volver a mentarles) como a algunas referencias furibundas del rock de los 50.
Que por cierto, ahora recuerdo que a Ruri Grande, de Durango14, le conocimos Álex y yo en el concierto de Los Guajes en la sala Sol. Pero esa es otra historia.
Con un público entregado en ambos casos – porque el surf se baila, y mucho – y el culmen de la noche alcanzado tras una marcha de Semana Santa en formato surf, cortesía de los A-Phonics, le llegó el turno a Diego RJ de pinchar los temas que formarían parte de la garagera fiesta post-concierto que, como manda la ley desde hace unos años, muchos vivimos fumando, congelados, desde la puerta del Gruta77. Pero esa es, también, otra historia.
Fotos de… Álex Jiménez.
Una respuesta a “[Crónica] Durango14 + Els A-Phonics @ Gruta77”