“Me recuerdas al teclista de Mar Otra Vez cuando tenía tu edad”, le dije a Alen Reyes la primera vez que le pillé por banda en los camerinos del Café La Palma, transformados en aquella ocasión en una especie de trastero improvisado donde dejar fundas, mochilas e, incluso, amplis. Jamonas tocábamos por primera vez, arropadas en el cartel por The Pablos y Viejas Estrellas del Porno Alemán. Alen Reyes, guitarrista y teclista de la joven – que no inexperta- formación, me respondía con una voz paradójicamente grave y rasgada, en contraste con su apariencia frágil y andrógina, como David Bowie en sus mejores años. “No sé qué es eso”. Se iban al garete mis teorías de referentes post-punk españoles con respecto a VEDPA. Puede que últimamente yo también peco de monotemática, viendo conexiones entre la contra-Movida madrileña encabezada por Corcobado y Javier Colis en todo lo que se mueve en la capital. Pero los ritmos casi africanos del último tema con el que nos deleitaron los madrileños durante su paso por la bodega de Delia Records eran ya, sino propios de Mar Otra Vez, sí de Birthday Party.
La voz grave, impostada gracias a los pedales de reverb de Álvaro Cañete, empujaban a dejar atrás lo hipnótico de las atmósferas oscuras y opresivas de la banda y centrarnos en sus palabras. “Y si no te quiero…” repetía una y otra vez el bajista, aferrado a su instrumento en una posición bastante personal, mientras un gesto contraído y algo que no se sabía si era sudor o lágrima, le obligaba a limpiarse con la manga en un receso. Marko Reyes, impertérrito, aporreando la batería con precisión mecánica, sin dar de lado al sombrero de ala ancha que siempre le acompaña. Alen Reyes, lánguido y tranquilo, como en otro universo, sin fallar una sola nota. El trío conforma un maridaje perfecto entre la sensibilidad del bajista, la precisión de la batería y la luminosidad de las guitarras. Y la bodega de Delia Records no hacía sino potenciar el efecto narcótico de unos sonidos que no podrían haber nacido sin el influjo del underground capitalino. Ese que, pese a no ser reconocido directamente, sí ha dejado huella a través de otros productos culturales masificados. O quizá es que ya se me ha ido del todo la pinza con el tema de mi tesis.
Eso sí, mención especial requiere el pequeño y tímido pogo que surgió como final de la actuación de las Viejas Estrellas del Porno Alemán. Qué ganas de verles en un escenario más grande para ver los efectos del sonido VEDPA entre un público masificado y dispuesto a dejarse los dientes contra el suelo.
Aquella tarde también tocaba Sitrama. Pero me los perdí. No volverá a ocurrir.
Fotografías de Vi-Twins.